busca nota al pie.
Podéis dejarla como comentario.
(yo las iré publicando debajo del dibujo)
Equilibrios
Con trocitos de pan duro hacía la sopa. La carne era más esquiva. Las ratas no eran fáciles de pillar desprevenidas. Rosa Martínez
Equilibrista
—Deben estar muy enamorados para caminar por el alambre de esta manera. El cuerpo de ella pesará poco, pero es palmario que ladea hacia la izquierda.
—No se preocupe usted, director. Mi representado es un genio. Este mismo número se lo he visto representar con veinte chicas distintas en el tendedero de su casa y a final de mes. Cuántas matarían por estar subidas a su lomo. Nicolás Jarque
Con trocitos de pan duro hacía la sopa. La carne era más esquiva. Las ratas no eran fáciles de pillar desprevenidas. Rosa Martínez
Equilibrista
—Deben estar muy enamorados para caminar por el alambre de esta manera. El cuerpo de ella pesará poco, pero es palmario que ladea hacia la izquierda.
—No se preocupe usted, director. Mi representado es un genio. Este mismo número se lo he visto representar con veinte chicas distintas en el tendedero de su casa y a final de mes. Cuántas matarían por estar subidas a su lomo. Nicolás Jarque
Sin importar que pase, yo te sostengo... Verónica
El soñador
Sus ideas cada vez eran más grandes y su contacto con la realidad más
inestable. Puck
El funambulista con su mujer a hombros, yendo al otro
lado de la duda. Albada
Hacía equilibrios con mi voluntad. Apostado en mis
hombros desafiaba mi estabilidad. No logró hacerme caer, me acostumbré a su
peso que ahora es, apenas, una liviana hoja sobre mi espalda. Yolanda
Y de pronto notó que, de aquella otra cabeza que le había
crecido hacía dos días, estaba surgiendo otra. Todo empezó como con la primera,
con unos pocos hilos de color verde, retorcidos, de los que seguro nacería más
tarde el resto del tejido, las venas y la carne. No sabía muy bien cómo podría
sostener aquello, pero allí andaba, haciendo equilibrios para no caerse
muerto... El maquinista ciego
EPITAFIO DE UN FUNÁMBULO
Murió como vivió: en la cuerda floja. Mariángeles Abelli Bonardi
Murió como vivió: en la cuerda floja. Mariángeles Abelli Bonardi
-Te dije que te sostendría en cualquier circunstancia en
que me necesitaras, pero ¡Sacate esos perifollos del sombrero que me estoy
ladeando! Anónimo
Equilibrios
ResponderEliminarCon trocitos de pan duro hacía la sopa. La carne era más esquiva. Las ratas no eran fáciles de pillar desprevenidas.
Me encanta tu ilustración Sara.
Besos desde el aire
Equilibrista
ResponderEliminar—Deben estar muy enamorados para caminar por el alambre de esta manera. El cuerpo de ella pesará poco, pero es palmario que ladea hacia la izquierda.
—No se preocupe usted, director. Mi representado es un genio. Este mismo número se lo he visto representar con veinte chicas distintas en el tendedero de su casa y a final de mes. Cuántas matarían por estar subidas a su lomo.
Aunque no me salió nada del otro jueves, ni del domingo, ni lunes...he querido dejar mi huella con este bonito dibujo. ¡Gracias por permitir que le pongamos letras!
Besos.
Sin importar que pase, yo te sostengo...
ResponderEliminarEl soñador
ResponderEliminarSus ideas cada vez eran más grandes y su contacto con la realidad más inestable.
El funambulista con su mujer a hombros, yendo al otro lado de la duda.
ResponderEliminarUn abrazo, Sara
Hacía equilibrios con mi voluntad. Apostado en mis hombros desafiaba mi estabilidad. No logró hacerme caer, me acostumbré a su peso que ahora es, apenas, una liviana hoja sobre mi espalda.
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Y de pronto notó que, de aquella otra cabeza que le había crecido hacía dos días, estaba surgiendo otra. Todo empezó como con la primera, con unos pocos hilos de color verde, retorcidos, de los que seguro nacería más tarde el resto del tejido, las venas y la carne. No sabía muy bien cómo podría sostener aquello, pero allí andaba, haciendo equilibrios para no caerse muerto...
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Muchas gracias por dejar vuestras palabras para el dibujo!
ResponderEliminarA veces es mucha la fuerza y el control que se requiere para mantenerse en equilibrio, cuando el peso de las dificultades nos descompensa. Pero siempre se consigue, con perseverancia.
Abrazos.
ResponderEliminarEPITAFIO DE UN FUNÁMBULO
Murió como vivió: en la cuerda floja.
Espero haber llegado a tiempo para que incluyas mi texto, Sara. Tu funambulista garabateado me encantó.
Cariños, Mariángeles
-Te dije que te sostendría en cualquier circunstancia en que me necesitaras, pero ¡Sacate esos perifollos del sombrero que me estoy ladeando!!
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